Los habitantes
de Focea fueron los primeros griegos que llevaron a cabo navegaciones lejanas;
fueron ellos quienes descubrieron el golfo Adriático, el mar Tirrénico, Iberia
y Tartesos; no navegaban en barcos redondos, sino en pentecónteras. Una vez
llegados a Tartesos, lograron la amistad del rey de los tartesios, llamado
Argantonio, quien reinó en Tartesos durante ochenta años y vivió un total de
ciento veinte. Los focenses ganaron de tal forma la amistad de este príncipe
que, inmediatamente, les invitó a dejar Jonia para venir a establecerse en la
región de su país que ellos quisieran y, al punto, instruido por ellos acerca
del avance de los persas, les dio dinero para fortificar su ciudad con una
muralla. HERODOTO, 1, 163
Cerca de
Cástulo hay un monte que por sus minas de plata llaman Argentario; se dice que
de él mana el Betis. Polibio refiere que éste y el Anas vienen de Celtiberia y
distan entre sí unos novecientos estadios. Parece ser que, en tiempos
anteriores, llamose al Betis Tartesos, y a Gadir y sus islas vecinas Eriteia;
así se explica que Estesícore, hablando del pastor Gerión, dijese que había
nacido casi enfrente de la ilustre Eritela, junto a las fuentes inmensas de
Tartesos, de raíces argénteas , en un escondrijo de la peña. Y como el río
tiene dos desembocaduras, se dice también que la ciudad de Tartesos, homónima
del río, estuvo edificada en tierra sita entre ambas, siendo llamada esta
región Tartesos, la que ahora habitan los túrdulos. Erastóstenes acostumbre a
llamar Tartesos a la región cercana a Calpe y a Eriteia isla afortunada. Mas
Artemidoro, opinando en contra, afirma que esto es falso, como lo es que de
Gadir a Hierón Akroteríon haya cinco días de navegación, cuando la distancia
efectiva no pasa de mil setecientos estadios... ESTRABÓN, 3, 2, 11
Pero entre
tanto una nave samia, cuyo capitán era Kolaios, fletada para Egipto, fue llevada
por los temporales a la misma Platea. Los samios que en ella venían, informados
por Korobio de todo los sucedido, le proveyeron de víveres para un año, y
levando ancla deseosos de llegar a Egipto, partiéronse de la isla, por más que
soplaba el viento subsolano, el cual, como no quisiese amainar, les obligó a
pasar más allá de las Columnas de Herakles, y llegar, por su buena suerte, a
Tartesos. Era entonces Tartesos para los griegos un imperio virgen y reciente
que acababan de descubrir. Allí negociaron tan bien con sus 8 géneros que
ninguno les igualó jamás en la ganancia del viaje, al menos de aquellos de
quienes puedo hablar con fundamento, exceptuando siempre a Sóstrato, natural de
Egina, hijo de Laodamante, con quien nadie puede igualarse en lucro. Los
samios, poniendo aparte la décima de su ganancia, que subió a seis talentos,
hicieron con ella un caldero de bronce a manera de pila argólica; alrededor de
él había grifos mirándose unos a otros, y era sostenido por tres colosos
puestos de rodillas, cada uno de siete codos de alto; fue dedicado al Hereión.
HERÓDOTO, 4, 152.
Tras Abdera
está Carthago Nova, fundación de Asdrúbal, ...la más importante de todas las
ciudades de esta zona... Entre ella y la desembocadura del Iber, y a mitad de
la distancia, se halla el río Súcron, su desembocadura y la ciudad del mismo
nombre... Entre el Súcron y Carthago Nova , no muy lejos del río, hay tres fundaciones
de los massaliotas; de ellas la más conocida es Hemeroskopión, que tiene sobre
el promontorio un santuario dedicado a Artemisa Efesia, muy venerado. Es un
lugar bien defendido y apto para nido de piratas; de lejos es visible para los
que se acercan navegando. Su nombre es Dianium, es decir, Artemision... Al otro
lado del Súcron , yendo hacia las bocas del Iber, hállase Sagunton, fundación
de los zakyntios... En sus cercanías están las ciudades de Cherrónesos,
Oléastron y Kartalías. Luego, en el paso del Iber, la colonia Dertossa... Más
al norte está Empóríon. Dicha ciudad es una fundación de los massaliotas...
Aquí está , asimismo, Rhóde, pequeña factoría de los emporitanos, pero
fundación, según algunos, de los rodios... Primeramente los empuritanos se
establecieron en cierta islita cercana, que hoy llaman Palaiá Pólis; pero ahora
viven ya en la tierra firme. La ciudad forma una dípolis, dividida por un muro,
porque en sus comienzos algunos indigetes que vivían en su proximidad, con el
fin de gozar con seguridad de su propia administración, quisieron tener un
recinto separado de l de los helenos, el cual fue doble, pasando de por medio.
Mas con el tiempo formaron una sola ciudad, mezclándose leyes helenas con
bárbaras, tal como acaece en otros muchos lugares. ESTRABÓN, 3 4, 8.
Ya entonces
Emporión estaba formada por dos ciudades, a las que dividía una muralla; una
habitada por los griegos de Focea, como los massaliotas, y otra por hispanos;
pero a la ciudad griega, expuesta al mar, la rodeaba una muralla de menos de
cuatrocientos pies, mientras que la ciudad hispana, más retirada del mar,
poseía una muralla de unos tres mil pies de circuito. En tercer lugar, el
divino César, después de su victoria sobre los hijos de Pompeyo, estableció
allí una colonia romana; en la actualidad se han fundido estos tres pueblos en
uno, después que los hispanos, al principio, y más tarde los griegos, han
recibido la ciudadanía romana. Quien los viese expuestos por un lado al mar
abierto y, por otro, a los hispanos, pueblo tan bárbaro y belicoso, se
preguntaría cual es su defensa; la defensora de su debilidad era la disciplina
que, frente a los vecinos más fuertes, se conserva siempre. La parte de la
muralla que miraba hacia tierra estaba magníficamente fortificada, con una sola
puerta y un magistrado de turno siempre de guardia ante ella; durante la noche
una tercera parte de los ciudadanos montaba vigilancia en las murallas, y no
sólo era por hábito o costumbre, sino que ejercían vigilancia y practicaban las
rondas con igual cuidado que si el enemigo estuviese ante las puertas; no
admitían a ningún hispano dentro de la ciudad, ni salía nadie de ella sin
precauciones. La salida al mar está abierta a todos , pero por la puerta que da
a la ciudad hispana nunca salen sino en gran número, casi siempre la tercera
parte que la noche anterior había estado de servicio en las murallas. El motivo
de sus salidas era el siguiente: los hispanos ignorantes de la navegación, se
alegraban del 10 comercio de aquellos y deseaban comprar las mercancías
extranjeras que las naves llevaban, y vender los productos de sus campos. El
interés de este mutuo comercio hacía que la ciudad hispana fuera accesible a
los griegos. Aumentaba su seguridad el hecho de haberse cobijado bajo la sombra
de la amistad con Roma, a la cual servían, si con menos fuerzas que los
massaliotas, con una fidelidad igual. TITO LIVIO, 34, 8-9
[Amílcar] ...
pasó a Gades, tomando por compañero de la expedición a su yerno Asdrúbal.
Pasado el estrecho, empezó a devastar los campos de España, a pesar de no haber
sido molestado por sus habitantes. De este modo se proporcionó la ocasión de
estar ausente de su ciudad, y al mismo tiempo de actuar y de ganarse con dones
a sus conciudadanos. Pues todo lo que tomaba en la guerra lo dividía de modo
que una parte fuese para sus soldados, a fin de tenerlos más propicios en
ayudarle en sus fechorías, y otra parte para los principales de la ciudad
favorables a su causa. Pero al fin, conjurados contra él los reyezuelos de
diversos pueblos íberos y otros hombres de influencia, pereció de este modo:
cargaron de leña unos carros y unciendo a ellos bueyes, se pusieron en marcha,
siguiendo detrás armados. Cuando les ven los africanos sin entender su ardid,
levantan grandes carcajadas. Pero ya m s cercanos los íberos, encienden los
carros y los lanzan con sus yuntas contra los enemigos. En sus loca carrera los
bueyes esparcen el fuego por doquier; una gran confusión se apodera de los
cartagineses y se disuelve su formación; entonces los íberos, precipitándose
sobre ellos, mataron al mismo Barca y a muchos que en su auxilio acudieron.
APIANO, Iber. 5.
Por este mismo
tiempo Asdrúbal... administraba el mando con cordura e inteligencia; y entre
todo había hecho avanzar en gran manera los intereses de su patria, construyendo
una ciudad llamada por unos Cartago, por otros Ciudad Nueva, que no contribuyó
poco a la prosperidad de los asuntos de los cartagineses, y principalmente por
su situación favorable tanto para los intereses de España como por los de
África... Los romanos constataron que allí se había establecido un poder y
temible, y pasaron a preocuparse de España. Vieron que en los tiempos
anteriores se habían dormido y que los cartagineses se les habían anticipado a
construir un gran imperio, e intentaron con todas sus fuerzas recuperar lo
perdido. Pero de momento no se atrevían a exigir nada a los cartagineses ni a
hacerles la guerra, porque pendía sobre ellos su temor a los galos, en sus
mismas fronteras, y aguardaban una invasión día tras día. De este modo los
romanos halagaban y trataban benignamente a Asdrúbal, pues habían decidido
arriesgarse contra los galos y atacarles: suponían que no podrían dominar a
Italia ni vivir con seguridad en su propia patria mientras tuvieran por vecinos
a estas gentes. Despacharon legados a Asdrúbal y establecieron un pacto con él,
en el que, silenciando el resto de España, se dispuso que los cartagineses no
atravesarían con él fines bélicos el llamado Ebro. Esto se hizo al tiempo que
los romanos declararon la guerra a los galos de Italia. POLIBIO, 2, 13.
Es de creer
que las emigraciones de los griegos a los pueblos bárbaros tuvieron por causa
su división en pequeños estados y su orgullo local, que no les permitiría
unirse en lazo común, todo lo cual les privaba de fuerza para repeler las
agresiones venidas de fuera. Este mismo orgullo alcanzaba entre los iberos
grados mucho más altos, a los que se unía su carácter versátil y complejo.
Llevaban una vida de continuas alarmas y asaltos, arriesgándose en golpes de
mano, pero no en grandes empresas, y ello por carecer de impulso para aumentar
sus fuerzas uniéndose en una confederación potente; así, pues, si hubieran
logrado juntar sus armas, no hubieran llegado a dominar la mayor parte de sus
tierras ni los cartagineses, ni antes los tirios, ni los celtas, los mismos que
ahora se llaman celtíberos y berones, ni el 19 bandolero Viriato, ni Sertorio
tras él , ni ciertos otros celosos de ensanchar su poder.... ESTRABÓN, 3, 4, 5
De las cuatro
naciones en que están divididos los celtíberos, la más poderosa es la de los
arévacos, que habitan la región oriental y meridional y son limítrofes con los
carpetanos y vecinos de las fuentes del Tagos. La más famosa de sus ciudades es
Numancia, cuya virtud se mostró en la guerra de veinte años que sostuvieron los
celtíberos contra los romanos; luego de haber destruido varios ejércitos con
sus jefes, los numantinos encerrados tras sus murallas, terminaron por dejarse
morir de hambre , a excepción de los pocos que rindieron la plaza. Los lusones,
que pueblan la parte oriental, confinan también con las fuentes del Tagos. De
los arévacos son las ciudades de Segeda y Palantia. Numancia dista unos
ochocientos estadios de Caesaraugusta que, como hemos ya dicho, se alza en la
orilla del Iber. Tanto Segóbriga como Bílbilis, son ciudades de los celtíberos.
Polibio, al hablar de los pueblos vaceos y celtíberos y de las localidades que
les pertenecen, cita entre otras ciudades las de Segesama e Intercatia, pues la
naturaleza del país no es apta para dar vida a un gran número de ciudades,
siendo como es sumamente mísera, de una situación excéntrica y de un aspecto
inculto; por otra parte, ni el género de vida de sus habitantes ni sus
actividades (excepto, naturalmente, las ciudades sitas sobre la costa de
Nuestro Mar) dan pié a ello. Los pobladores de las aldeas son salvajes y así
con también la mayoría de los iberos; las ciudades mismas no pueden ejercer su
influjo civilizador cuando la mayor parte de la población habita los bosques y
amenaza la tranquilidad de sus vecinos. ESTRABÓN, 3, 4, 13
Todos los
habitantes de la montaña son sobrios; no beben sino agua, duermen en el suelo,
llevan cabellos largos al modo femenino, aunque para combatir se ciñen la
frente con una banda. Comen principalmente carne de cabrón; a Ares sacrifican
cabrones, cautivos y caballos; suelen hacer hecatombes de cada especie de
víctima, al uso griego, y por decirlo al modo de Píndaro inmolan un centenar.
Practican luchas gimnásticas y hoplíticas e hípicas, ejercitándose para el
pugilato, la carrera, las escaramuzas y las batallas campales. En las tres
cuartas partes del año no se nutren sino de bellotas, que, secas y trituradas,
se muelen para hacer pan, el cual puede guardarse durante mucho tiempo. Beben
zythos, y el vino, que escasea, cuando lo obtienen se consume enseguida en las
grandes festines familiares. En lugar de aceite usan manteca. Comen sentados
sobre bancos construidos alrededor de las paredes, alineándose en ellos según
las edades y dignidades; los alimentos se hacen circular de mano en mano;
mientras beben, danzan los hombres al son de flautas y trompetas, saltando en
alto y cayendo en genuflexión....En el interior, en lugar de moneda practican
el intercambio de especies o dan pequeñas láminas de plata recortadas. A los
criminales se les despeña, a los parricidas se les lapida, sacándolos fuera de
los límites de la patria o ciudad. Los enfermos, como se hacían en la
Antigüedad entre los asirios, se exponen en los caminos para ser curados por
los que han sufrido la misma enfermedad. Antes de la llegada de Bruto no tenían
más que barcas de cuero para navegar por los estuarios y lagunas del
país.....Así viven estos montañeses que, como dije, son los que habitan el lado
septentrional de Iberia; es decir: los galaicos, astures y cántabros, hasta los
vascones y el Pirineo, todos los cuales tienen la misma forma de vivir. Podría
hacer la lista de pueblos más larga, pero renuncio a una descripción aburrida,
pues a nadie le agradaría oír hablar de los pleatauros, bardietas, alotrigos, y
otros nombres menos bellos y más ignorados. ESTRABÓN, 3, 3, 7
El primer
pacto entre romanos y cartagineses se concluye en tiempos de Lucio Junio Bruto
y Marco Horacio, los dos primeros cónsules nombrados después de la caída de los
reyes. Bajo su consulado tuvo lugar la consagración del templo de Júpiter
Capitolino. Esto ocurrió veintiocho años antes del paso de Jerjes a Grecia....
Que haya paz entre los romanos y sus aliados y los cartagineses y sus aliados
con las condiciones siguientes: prohibición a los romanos y a sus aliados de
navegar más allá de Kalón Akroterion, a no ser obligados por una tempestad o
por unos enemigos.... Después de éste, los cartagineses establecen otro
pacto... Que haya amistad entre los romanos y los aliados de los romanos por
una parte y el pueblo de los cartagineses, el de Tiro, el de Utica y sus
aliados, por otra, bajo las siguientes condiciones: que los romanos no recojan
botín más allá de Kalón Akroterion, de Mastia ni de Tarseyo, que no comercien
en tales regiones ni fundan ciudades... Los romanos establecieron todavía un
tercer pacto en la época de invasión de Pirro, antes de que los cartagineses
iniciaran la guerra de Sicilia ... Porque, acabada la guerra de Sicilia, los
romanos hacen unos pactos distintos, en los cuales las cláusulas contenidas
eran las siguientes: Los cartagineses evacuarán toda Sicilia y todas las islas
entre Italia y Sicilia... Y 26 a todo lo dicho hay que añadir las últimas
convenciones aceptadas por Asdrúbal en Hispania, según las cuales los
cartagineses no cruzarían el río Ebro en son de guerra... POLIBIO, 3, 22
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